¿Es posible hablar de privacidad digital en el mundo de hoy?


La noción de privacidad digital se ha transformado con el tiempo, incluso podría pensarse que toda persona que tiene un dispositivo electrónico y accede a Internet (lo cual incumbe a la mayor parte de la población mundial), va dejando rastros de los pasos e itinerarios que traza durante su  permanencia en estos entornos.

En cada uno de los accesos a redes sociales como Facebook, Whatsapp e Instagram, entre otras, las personas van dejando pistas que permiten descifrar no solamente sus actos en el presente, sino también en el devenir.

Sin embargo, estos individuos son tratados como una cifra más de una estadística, un registro más en un cúmulo de datos que se venden a los mejores postores para realizar segmentaciones de usuarios con los cuales invitarlos a hacer conversiones mediante publicidad.

¿Existe privacidad digital actualmente?

La forma de comunicarse y proteger la privacidad ha cambiado en las últimas décadas y de esos jóvenes que escribían sus más íntimos secretos en diarios cerrados con llaves, solo quedan recuerdos: estos se han convertido en un mito del siglo pasado en el que muchos temas y aspectos sociales que podían considerarse un tabú, hoy en día forman parte de la normalidad.

En este sentido, las nociones de privacidad y publicidad se han afianzado, ya que las acciones que los usuarios comentan en la red, la música que escuchan, las lecturas que realizan y las conversaciones que establecen en los chats de las redes, sirven para definir qué productos y/o servicios pueden llegar a necesitar, permitiendo que estos se les ofrezcan incluso con base a la geolocalización.

Google maps actúa como un radar y va descifrando los lugares que forman parte de esa bitácora de la vida de estos individuos anónimos que aportan valor y rentabilidad a empresas especializadas en el análisis de datos.

Para nadie es un secreto que estas compañías venden información recopilada a través de diferentes sitios webs y otros entornos virtuales donde los cibernautas se suscriben sin saber que están quitándose las leves corazas que apenas los protegen frente a la vertiginosa velocidad con la que sus características sociodemográficas son objeto de análisis de softwares especializados.

Ahora bien, otro aspecto que es importante analizar se trata de cómo conciben la privacidad los internautas y hasta qué punto, la información que estos comparten bajo su propia elección y responsabilidad puede volverlos más vulnerables a ciberataques por parte de delincuentes informáticos.

Publicar que se han comprado un auto nuevo o que se irán de viaje, puede hacerlos presa de robos. Asimismo, pese a que personas de todas las edades han ido aprendiendo a desenvolverse en diferentes tipos de entornos virtuales, no por esa razón tienen conocimientos muy avanzados en materia de ciberseguridad e incluso, estas nociones pueden llegar a ser inexistentes.

¿Qué hacer para incrementar la seguridad digital?

Si bien es cierto que actualmente no puede decirse que hay privacidad digital, es importante trabajar en función de proteger los datos. Esto es fundamental cuando se esté manejando información confidencial de carácter personal o financiera que pueda causar perjuicios que tengan repercusiones en la estabilidad económica de los usuarios vulnerados. 

Para evitar se víctima de amenazas en línea y de ataques como el ransomware, uso de malwares u otras prácticas delictivas en la web, se recomienda poner en práctica los siguientes consejos:

1. Utilizar la tecnología VPN

La tecnología VPN se puede emplear al momento de acceder a páginas webs en las que se soliciten contraseñas y datos importantes con los que se pueda tener acceso a información confidencial, entre estas las de bancas digitales, tiendas online, entre otras donde se empleen instrumentos financieros como tarjetas de débito y/o crédito.

Con una conexión mediante VPN, se podrán cifrar los datos del tráfico navegación, viéndose que esta red virtual privada además va a servir para utilizar WiFi de dominio libre sin mayores inconvenientes en relación con seguridad digital.  

2. Emplear contraseñas para acceder a los dispositivos electrónicos

Los ordenadores, tabletas o smartphones, entre otros dispositivos electrónicos deben tener contraseñas de seguridad en su inicio como patrones, huellas dactilares, pin de seguridad, entre otros, ya que de esa forma se evitará que otra persona pueda sustraer información importante que  tengan almacenada.

También se debe procurar no guardar las contraseñas de acceso en los navegadores de los dispositivos. Lo recomendable es usarlas únicamente cuando se vaya a acceder a estos medios, ya de esta forma las personas tendrán menos riesgos de ser víctimas de fraudes o delitos informáticos por parte de terceros.  

3. Verificar las políticas y condiciones de seguridad de los sitios webs

Hay que cerciorarse de que las tiendas online o páginas de entidades financieras ofrezcan condiciones y políticas de seguridad que permitan que los datos estén protegidos y puedan realizar las operaciones financieras de una forma confiable.

Una manera como los usuarios pueden sentirse más seguros al respecto consiste en verificar que el sitio web tenga https:// antes del nombre y el dominio, lo cual es un protocolo seguro de transferencia de hipertexto que da garantías de que esta web cuenta con un certificado de seguridad SSL .

Conclusiones

La seguridad digital debe prevalecer sobre el concepto de privacidad digital, ya que, aunque cada día es más difícil siquiera trazar líneas fronterizas entre lo público y lo privado en la web, es necesaria la implementación de leyes y políticas gubernamentales en materia de ciberseguridad.

Además, es vital que se eduque a los ciudadanos para que tomen consciencia de qué es lo que deben o no compartir en estos medios digitales.

De esta manera, en la medida en la que los ciudadanos en general cuenten con una formación en el ámbito de la ciberseguridad que al menos sea básica, podrán desenvolverse de una forma más adecuada al momento de realizar transacciones financieras.

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