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La industria farmacéutica está experimentando una transformación significativa gracias a la adopción de la inteligencia artificial (IA), una tendencia que ha ganado aún más protagonismo después de la pandemia de COVID-19. Este cambio tecnológico está optimizando varios aspectos del proceso farmacéutico, desde la investigación y el desarrollo hasta la distribución de productos.
La IA, junto con otras tecnologías digitales como los gemelos digitales y la IA generativa, está permitiendo a las empresas del sector alcanzar niveles de eficiencia sin precedentes. Un estudio reciente proyecta que el mercado de la IA alcanzará los 3,6 billones de dólares para 2034, con el sector de la salud como uno de los principales beneficiarios.
Uno de los mayores beneficios de la IA en la industria farmacéutica es la reducción de costes y tiempos en investigación y desarrollo. Un informe de McKinsey destaca que la IA puede acelerar el diseño de grandes moléculas más de tres veces, mejorando la selección de indicaciones y la realización de ensayos clínicos.
Entre las innovaciones previstas para 2025, se encuentra la aplicación de la IA generativa en procesos regulatorios, lo que permite un análisis normativo más eficiente y una aceleración en la aprobación de nuevos productos. Además, el análisis de textos y el procesamiento de datos no estructurados facilitan la extracción de información clave.
La centralización de datos se ha convertido en un enfoque crucial, mejorando la toma de decisiones y agilizando los protocolos. Los gemelos digitales, que permiten simular procesos en tiempo real, están ayudando a minimizar tiempos de inactividad y a aumentar la capacidad productiva.
La integración de herramientas para el seguimiento de resultados en el mundo real, como la real-world evidence, permite evaluar mejor la seguridad y efectividad de los fármacos. Además, la IA está revolucionando la estrategia de precios al identificar tendencias y oportunidades de mercado, aumentando la rentabilidad.
Otro aspecto destacado es el uso de modelos predictivos en la cadena de suministro, que optimizan los procesos y reducen el desperdicio. No obstante, el avance de estas tecnologías no está exento de desafíos, como la seguridad de la información y la formación de personal capacitado.
Los sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP) también han evolucionado para integrar estas tecnologías, automatizando procesos como inventarios y distribución, y mejorando la eficiencia operativa. Los ERP modernos pueden anticipar la demanda y detectar anomalías en la producción, asegurando la calidad del producto.
La gestión de calidad y la documentación son aspectos críticos en esta industria, y la IA, junto con los sistemas ERP y QMS, permite una mejor trazabilidad y cumplimiento normativo, mejorando la agilidad operativa sin comprometer los estándares.
Así, la industria farmacéutica se está preparando para un futuro en el que la inteligencia artificial no solo actúa como un motor de innovación, sino que también redefine las prácticas fundamentales del sector.