Avances en IA y Derecho de la Competencia: Desafíos y Oportunidades

Elena Digital López

La intersección entre la inteligencia artificial (IA) y el derecho se encuentra en un momento crucial, con reguladores que buscan una solución a largo plazo para una tecnología en constante evolución. En este contexto, el Informe de Competitividad de la Unión Europea (UE), publicado en septiembre de 2024, subraya la importancia de considerar el próximo presupuesto para evitar que una regulación excesiva obstaculice un futuro impulsado por la IA.

Este informe, presentado por Mario Draghi, resalta cómo el crecimiento económico estancado y la burocracia excesiva podrían amenazar la innovación, la prosperidad y el bienestar social en Europa. Draghi recomienda políticas tanto sectoriales como horizontales para asegurar que el bloque pueda competir eficazmente con Estados Unidos y China. Para ello, se sugiere una inversión de entre 750 y 800 mil millones de euros, combinando fondos públicos y privados, lo que representa el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) de la UE, con 450 mil millones dedicados a la transición energética. También se proponen reformas en la Ley de Competencia para permitir fusiones de corporaciones europeas tras decisiones previas como el bloqueo de la fusión entre Siemens y Alstom en 2019.

La implementación de estas recomendaciones dependerá no solo de la presentación de Draghi al Consejo Europeo informal, sino también del contexto global, especialmente cuando Donald Trump asuma la presidencia en enero de 2025. Además, las negociaciones sobre el próximo marco financiero plurianual serán cruciales para definir el presupuesto de la UE para el período 2028-2034.

Europa enfrenta una creciente presión global para dominar el ámbito de la IA mientras busca mejorar la ética tecnológica. Aunque la UE destaca en computación de alto rendimiento, es más fuerte en tecnologías establecidas y más débil en software y servicios informáticos. Actualmente, las empresas de la UE representan solo el 7% del gasto en investigación y desarrollo (I+D) frente al 71% de EE. UU. y el 15% de China.

A pesar de este rezago en I+D, la UE ha logrado avances significativos en infraestructura pública con iniciativas como el emprendimiento conjunto Euro-HPC, que ha aumentado la capacidad computacional. Con planes para lanzar computadores de exaescala, se prevé una mejora para startups de IA, lo que es crucial para escalar sus sistemas.

La adopción de IA en las empresas europeas es del 11%, muy por debajo del objetivo del 75% para 2030. La disponibilidad limitada de capital de riesgo limita su competitividad, con solo 8 mil millones de dólares invertidos en la UE frente a 68 mil millones en EE. UU. y 15 mil millones en China durante 2023, lo que obliga a las startups europeas a buscar financiación externa.

El Acta de IA de la UE, aprobada en marzo de 2024, introduce regulaciones que categorizan los sistemas de IA por niveles de riesgo, aunque su impacto no se observará hasta 2026 cuando entren en vigor las disposiciones para sistemas de alto riesgo.

Europa debe encontrar un equilibrio entre financiamiento adecuado y reformas en la competencia para avanzar en competitividad en IA. El actual entorno inflacionario podría propiciar colusiones tácitas, complicando aún más el panorama regulatorio. Aunque el Acta de IA es un progreso para gestionar esta tecnología compleja, la lenta evolución de Europa podría reducir su cuota de mercado frente a competidores internacionales.

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